NO APOSTAMOS: SABEMOS QUÉ OCURRIRÁ ANTES DEL PARTIDO

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¿QUÉ ES UN PARTIDO AMAÑADO?

 

Un partido amañado no es magia ni suerte, es teatro con camisetas sudadas.

Es cuando dos equipos, jugadores o incluso árbitros deciden que el resultado ya está escrito antes de que el balón ruede.

No importa si el estadio está lleno ni si tú gritas frente al televisor: el guion ya está ensayado.

Los goles no se marcan, se negocian; las faltas no se cometen, se acuerdan.

Y mientras millones de apostadores creen que están “analizando estadísticas”, unos pocos ya saben el final y se reparten las ganancias.

Los amañados existen, siempre han existido, y el que lo niegue, simplemente no ha estado en el lado correcto del marcador.

 


 

Ejemplo de un partido arreglado:

West Brom vs Preston

Se indicó que ambos equipos marcaban.

Se pagaba una cuota de 2.50 si esto ocurría.

El partido quedó 2-1.

Preston marcó su gol en la etapa final del partido.

Si hubieras apostado $100, tendrías $250 de retorno.

 


 

¿Por qué crees que equipos grandes se dejan meter por lo menos un gol?

Porque las cuotas de "ambos marcan" son la mejor manera de ocultar un arreglo.

No pierden el partido en la mayoría de casos pero cuadran su caja menor, apostando a que esto ocurrirá.

Nosotros tenemos esos datos de primera mano.

 


 

Los partidos amañados existen, y no son cosa de películas.

En el mundo real, equipos y deportistas han llegado a acordar resultados, jugadas o errores “accidentales” para ganar dinero fácil o beneficiar a ciertos apostadores (nosotros).

En el fútbol, por ejemplo, el famoso caso Calciopoli en Italia destapó cómo clubes gigantes como la Juventus manipulaban árbitros para asegurarse victorias. Tanto fue así que Juventus, Lazio y Fiorentina los hicieron descender a Segunda División por el escándalo del amaño de partidos.

En Asia, se descubrieron redes enteras de amaños en ligas de China y Corea del Sur, donde los jugadores recibían dinero por “fallar sin querer”.

En el tenis, hay torneos donde algunos competidores aceptaban perder sets a cambio de un pago.

Incluso en la NBA, un árbitro, Tim Donaghy, fue acusado de influir en partidos para alterar los márgenes de apuesta.

Y si creías que el críquet era ajeno, en Pakistán hubo jugadores que acordaban hacer bolas malas solo para beneficiar a las mafias de apuestas.

En resumen: los amaños existen, y quienes los detectan primero, ganan antes que los demás.

Los amaños de partidos son más comunes de lo que muchos imaginan.

En 2013, por ejemplo, estalló el escándalo de Europol, donde se descubrió una red internacional que había manipulado más de 380 partidos en 15 países, incluyendo duelos de Champions League y eliminatorias mundialistas.

En España, el famoso caso Osasuna (2015) reveló pagos ocultos a otros clubes para que perdieran o empataran partidos clave.

En Grecia, varios equipos de primera división fueron señalados por arreglar resultados con el aval de casas de apuestas ilegales.

En el mundo del tenis, un informe del Tennis Integrity Unit expuso a más de 20 jugadores que participaron en torneos amañados de bajo nivel, donde cada punto podía valer miles de euros en apuestas.

En Brasil, el caso “Máfia do Apito” involucró a árbitros de la Serie A que cobraban por influir en los marcadores.

Y ni hablar del escándalo en el fútbol turco (2011), donde el club Fenerbahçe fue acusado de comprar partidos enteros para coronarse campeón.

Detrás de cada uno de estos casos hay un patrón: información privilegiada, movimientos extraños y dinero fluyendo en silencio.

Detectarlos antes que los demás no es suerte… es tener los datos correctos y nosotros los tenemos.